Libretas y algo de documentación sobre el escritorio, el Word abierto en una página en blanco lista para volcar sobre ella esa nueva historia que ronda mi cabeza desde que, hace meses, decidí que el tema elegido en el pasado no terminaba de convencerme y terminé por buscar una nueva temática que me resultara más atractiva. Desde que germinó no he dejado de pensar en ella, hacerle preguntas, indagar un poco más en esa idea que cada vez me parecía más acertada. Su protagonista ha empezado a adquirir personalidad e incluso algún que otro rasgo físico, hasta me he sorprendido viendo una imagen clara de la habitación donde pasa demasiado tiempo, más del que debería: con ella sobre la cama y con las espalda apoyada en la pared mientras se deja llevar por la lectura de un ebook.
Creo que mi propio cerebro me anima a que comience de esa forma su historia.
Es curioso cómo, cuando trabajas en un proyecto, muchas de esas imagenes, al principio aparentemente simples, dan pie a toda una escena, cómo a través de ellas se puede dar a conocer el caracter o los gustos de un personaje.
También me ha ocurrido mientras escribía Sucumbir a la noche, libro que pone el punto y final a la Saga Licos y que ya está entregado desde hace casi un mes. Ayer mismo recibí una proposición para su cubierta. Veremos en qué acaba.
Algunos compañeros/as y lectores/as me han preguntado por mis emociones cuando lo di por finalizado: si estaba triste. No, no estoy triste. Estoy contenta y satisfecha por haber terminado un trabajo que comenzó hace cinco años y que me ha dado tantas satisfacciones. Después de todo, mi propio pseudónimo está ligado por completo a esa saga, ella ha hecho a Jezz Burning.
Estoy convencida, además, de que para avanzar y continuar recorriendo el camino hay que saber cuando cerrar una puerta para abrir la siguiente. Es un paso que hay que dar o corres el riesgo de quedarte estancado y eso en esta profesión no es conveniente ni recomendable.
En cualquier caso yo lo he dado en mi vertiente romántica, dejemos La raza número 4 a un lado. La Saga Licos ha tocado a su fin y el último libro verá la luz en Noviembre de este mismo año como siempre con Terciopelo, a quienes no puedo menos que agradecer la confianza que una vez depositaron en mi y que han mantenido y alimentado continuamente. Y también, cómo no, a Sandra Bruna y a todos los que trabajan en su oficina, que realizan un magnífico trabajo cuidando cada detalle.
Pero por supuesto a quienes agradezco absolutamente todo lo que ahora representan esos Licos y, por supuesto Jezz Burning, es a vosotros lectores/as. Sin vosotros no existiriamos. Sin vosotros no habría cabida para esta magia.
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