Casi finalizadas las vacaciones vuelvo a casa, a mis letras, al trabajo y por supuesto a compartir con vosotros algunos minutos del día a día.
Es curioso como cuando una se encuentra en la última semana laboral antes de las vacaciones el tiempo parece no correr al mismo ritmo que cuando estás al final de éstas. Ahora, a día de hoy y teniendo que volver el lunes a la oficina, se me antoja que las horas son ridiculamente cortas.
Pero no puedo quejarme. A diferencia del verano pasado esta vez sí he podido disfrutar de unos días de relax total junto a mi familia. Un regalo de diez días cargando las pilas necesarias para afrontar los once meses que nos restan para volver a tener otro mes de descanso.
Así que para no perder la costumbre y no dejar que la comodidad se adueñe completamente de mi ánimo y mis ganas, ayer mismo ya me puse a trabajar en lo que más me gusta: mis libros, para que el año que viene podáis tener una nueva entrega de la Saga Licos, tan mimada y cuidada como fue la segunda.
Mientras tanto y para amenizaros la espera, prometo que buscaré algun relato corto para poneroslo por aquí.
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