Pues bien, que propicia esta maravilla de la nanotecnología: el grafeno.
El grafeno, descubierto por Andre Geim y Konstantín Novosiólov, y con el que ganaron el Premio Nobel de Física en 2010, es una capa de grafito (sí, eso que usamos de mina de lápiz) de un sólo átomo de grosor y se trata del material más fuerte, flexible, ligero y mejor conductor que conozcamos. No es de extrañar, por tanto, que las empresas dedicadas a la nuevas tecnologías se den mamporros para ser los primeros en descubrir nuevas aplicaciones para este extraordinario hallazgo: procesadores increíblemente rápidos, paneles solar-pluviales (que pueden generar energía incluso con el agua de lluvia), desanilización, purificación y permeabilidad del agua, fibras textiles de grafeno que convertirían una prenda de vestir en un dispositivo portátil, la fabricación de dispositivos electrónicos flexibles (pantallas flexibles y transparentes), baterías cada vez más pequeñas... ¿Y qué me decís de lentillas de grafeno que podrían devolver la vista a cualquier invidente?
¿Cual es el problema? Que producirlo aún es excesivamente caro. Pero tranquilos que los australianos ya están en ello realizando pruebas para producirlo a partir del aceite de soja!!
Echadle un vistazo al vídeo. Dicen que soñar es gratis, pero este sueño tecnológico está tan cerca...
No hay comentarios:
Publicar un comentario