viernes, 15 de julio de 2011

Reseña de La raza número 4, en Lectura Directa

Por Chus Alonso.

Todas la conocíamos como Jezz Burning, y adorábamos su saga Licos. Todas esperábamos su siguiente libro y fue y se cambió el nombre, dijo que su última obra no era sobre hombres lobo y todas nos sorprendimos… Hasta que llegó a nuestras manos La raza número 4. Ahí todo quedó explicado. Y después de leerlo nos hemos enamorado también de Raquel Barco.
Es difícil describir esta novela porque abarca muchas facetas diferentes y todas bien. Es un historia de aventuras, de misterio y acción, de investigación histórica, de historia, de traiciones, de amor y perdón…

Confianza, sí. Pero ¿en qué?, ¿en quién? Su sentido práctico y conservador batallaba contra lo que conllevaba satisfacer esa petición.
Lo primero que llama poderosamente la atención, al menos a mi, fue el inmenso trabajo de documentación que llevó a cabo Raquel Barco, todos esos datos y bibliografía utilizada le ha debido llevar mucho tiempo y trabajo de recopilación. Muy de agradecer, porque así el libro no pierde cohesión histórica y además te sirve para aprender unas cuantas cosas.
¿Dónde quedó la segunda raza?, se preguntó. Perdida en el tiempo. Destruida con fuego y agua a manos de los Goros, quienes poseían todas las fuerzas visibles e invisibles de la Tierra y disponían a su antojo de la muerte y la vida de los hombres. Aquella tierra de esperanza y prosperidad terminó sepultada por la lava y hundida bajo el torrente de un diluvio como jamás se conoció. Al igual que lo fue la primera: Lemuria, el primer intento por restituir al maestro perdido.


Los protagonistas son fantásticos. Eve está más que escarmentada, de la vida y de los hombres. Culpada injustamente de un crimen que no cometió y abandonada por todo el mundo, incluido su novio. Ahora que está libre sólo quiere independencia y no volver a confiar en nadie.
Abel fue el abogado que la envió a la cárcel, y ahora se encuentra una foto suya en un bolsillo de su padre recién asesinado… ¿qué pensar? Pues a partir de esta nueva reunión de dos personajes tan alejados en principio, surge una aventura colosal, digna de una película de Spielberg (si es que me la estoy imaginando y todo…).
La historia es un continuo ir y venir, de la más antigua historia del universo hasta la actualidad. Persiguiendo la historia de un mito que ha inquietado a la humanidad desde su más temprana historia. Resolver el enigma será tarea del lector al ir pasando página tras página. Y será una actividad de lo más placentera.
Y por supuesto habrá amor… un amor surgido del temor y la desconfianza, pero que se irá afianzando a medida que comprendan que dependen el uno del otro y de que descubran que fueron meros instrumentos de algo mucho mayor de lo que ellos sospechan.
Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Me alegro mucho de que Raquel Barco decidiese probar nuevos horizontes literarios, seguiré esperando su siguiente Licos con muchas ganas, pero ahora sé que también debo esperar cualquier cosa que salga de su original y magnífica imaginación. Gracias por ello.

Si quieres ver la reseña original puedes hacerlo clicándo aquí.

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