El jueves pasado tuve el placer de asistir, en la Librería del Carrer Major, a la presentación de dos nuevos poetas; Miguel Ángel Cabrera, al que calificaré como emosensitivo; y Jaime Vendrell, cuyo trabajo denominaría como radicalmente visceral, a cargo de la Asociación Literaria Colomense.
Una experiencia muy interesante. Jamás había asistido a un recital y lo encontré fascinante. Fui invitada por el presidente de la Asociación, Salvador Redon, profesor de historia y escritor, al que doy las gracias por su amabilidad.
La verdad es que fue una grata sorpresa saber que la asociación, de la que ya conocía su existencia por un concurso en el que participé hace varios años sobre relato erótico, aún existía y seguía en su hermoso empeño de apoyar a los autores colomenses. El trato fue muy cordial y distendido y, en seguida, me encontré formando parte de conversaciones con otros poetas y escritores.
Entre ellos, Mateo Rello, poeta que este mes verá su trabajo publicado. Charlando con él podía verse y casi palparse, esa mezcla de nervios anticipados e ilusión que rezuma todo autor cuando salta el muro que separa lo íntimo de lo público. Desde aquí le deseo todo lo mejor y el mayor de los éxitos y le prometo asistir a su presentación el próximo mes de Mayo, a la que me tomo la libertad de invitaros. Os comunicaré lugar y cita en cuanto disponga de la información.
El tiempo, ese enemigo de los buenos ratos, voló más rápido que de costumbre y el encuentro terminó entre más charla regadas con una copa, donde traté de descubrirles el género romántico paranormal respondiendo pregunta tras pregunta. Después, me marché a casa, aunque desde luego, con el buen sabor de boca que deja una tarde agradable en buena compañía.
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